¿La primer vez o la primera vez?
Angélica Plata | 25 de julio de 2024
Generalmente, se usan los números ordinales (primer, primera, segundo, etc.) para acompañar a un sustantivo; por eso, podemos decir oraciones como: el primer día, el primer amor, el tercer bolso, entre otras más. Pero ¿qué pasa cuando el sustantivo al que nos referimos es femenino? Por ejemplo, ¿cuál es la oración correcta? ¿Primer batalla o primera batalla? Resulta difícil saberlo, ¿no? Por eso, algunos optan por pensar que quieren decir lo mismo y que ambas opciones están igualmente bien dichas; pero, realmente, en este caso, una de las dos es la que es correcta.
Con los números ordinales primero y tercero sucede una interesante confusión al tener que acoplarlos a un sustantivo femenino, como lo son: clase, prueba, batalla, semana, vez, y, en general, cualquier sustantivo que sea de este género. Es entendible, puesto que, si intentamos hacer oraciones con ellos, es un poco difícil saber cuál es el correcto o cuál “suena mejor” si no tenemos los conocimientos previos necesarios: tercer prueba o tercera prueba, primer semana o primera semana, primer clase o primera clase, etc.
Primero, para saber cuál es la opción correcta debemos conocer una regla que no es fácil de olvidar; pero, para realmente llevarlo a la práctica, debemos ser conscientes y hacer un mayor esfuerzo del que estamos acostumbrados en el momento en el que usaremos estas oraciones para desacostumbrarnos a usar la que no es correcta, si es que tendemos a decirla.
¿Cómo se usan los números ordinales para los sustantivos femeninos?
Todos los números ordinales cuentan con ambos géneros (femenino y masculino), esto lo sabemos ya que no se nos es difícil decir oraciones con palabras como: segunda, quinta, sexta, etc. Sin embargo, los números ordinales primero y tercero cuentan con una forma apocopada; es decir, una forma abreviada, las cuales son: primer y tercer.
Ahora, aquí viene la parte importante: esta forma abreviada solo es propia de los ordinales masculinos, no de los femeninos; por eso, es correcto decir oraciones como: el primer encuentro, el primer día o el primer amor, pero es incorrecto decir oraciones como: la primer vez, la primer batalla, la primera semana, etc.
La confusión con primer y tercer se genera a partir de que la mayoría de personas no saben que estas formas provienen de primero y tercero, mas no de primera y tercera, y lo toman como una variante neutra, usándola así con sustantivos femeninos, lo cual, como ya vimos, no es correcto.
Específicamente, la regla, según la RAE, es que los números ordinales primero y tercero solo adoptan sus variantes apocopadas ante sustantivos masculinos. Es decir, los términos primer y tercer solo se deben usar con sustantivos masculinos; de esta forma: primer día, primer amor, tercer cañón, tercer juguete, etc.
Por esa razón, con sustantivos femeninos solo deben usarse números ordinales en su forma femenina; de esta forma: primera batalla, primera clase, tercera puerta, tercera semana, y así sucesivamente.
¿Por qué estamos acostumbrados a usar tercer ?
Aunque la forma apocopada de «primera» (es decir, «primer» antes de sustantivos femeninos) se ha documentado desde el siglo XVI, su uso comenzó a disminuir a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Ejemplos de este uso incluyen frases como «la primer batalla», «la primer ciudad del reino de Valencia» o «la primer parte de España». Por lo tanto, en la actualidad, este uso se considera un arcaísmo, es decir, una forma antigua que ha caído en desuso en el español moderno.
En conclusión…
El uso correcto de los números ordinales primera y tercera ante sustantivos femeninos es fundamental para una comunicación precisa y adecuada en español. Como hemos visto, la forma apocopada primer y tercer debe utilizarse exclusivamente con sustantivos masculinos, mientras que para los femeninos se deben emplear primera y tercera.
A pesar de que la variante primer ante sustantivos femeninos estuvo en uso en el pasado, hoy en día se considera un arcaísmo. Por lo tanto, es crucial que evitemos esta forma obsoleta y adoptemos las reglas actuales para mantener la corrección gramatical. Practicar estas normas y corregir nuestros hábitos lingüísticos contribuirá a una expresión más precisa y profesional en nuestra comunicación cotidiana.