Según la regla de ese tiempo, era necesaria la tilde porque, en ejemplos como el anterior, si se emitía esta misma se podían generar confusiones; por ejemplo, tal vez se podría tomar la oración “1 o 2” como “102”, tomándose a la /o/ como 0 y, así mismo, generando dudas respecto al número que se quería expresar realmente. 

Sin embargo, desde el 2010, la RAE ejecutó un cambio rotundo en esta norma, bajo dos justificaciones:

1. Principalmente, la norma nos dice que solo las palabras tónicas se deben tildar si lo necesitan; por ende, la RAE nos dice que este empleo de la tilde no tiene ningún tipo de justificación desde una perspectiva prosódica, dado que la conjunción “o” es átona (pronunciada sin acento); por tanto, no necesita de una tilde que demarque su acentuación.

2. Tampoco se justifica desde un punto de vista gráfico; ya que, tanto en la escritura mecanizada como en la manual, los espacios en blanco a cada lado de la letra y su forma distinta y menor altura que el cero proporcionan suficiente claridad para evitar cualquier confusión entre ambos signos.

Por esa razón, la conjunción «o» se debe escribir sin tilde en todas las ocasiones, lo cual concuerda con su naturaleza como una palabra monosílaba sin acento, sin importar si aparece entre palabras, números o signos.